Por: Ana Cristina Camacho
Consultora Asociada
La información del producto o servicio mostrada de manera clara, precisa, con datos verificables y etiquetas con descripciones honestas de su contenido, así como sus posibles efectos o riesgos serán claves para erradicar el greenwashing.
Un total de 23 entidades miembros de la Organización de Consumidores Europea, que representan a 19 países diferentes, interpusieron en junio del 2023 una demanda colectiva ante la Comisión Europea y la Red de Autoridades de Protección al Consumidor contra 17 aerolíneas por informaciones engañosas relacionadas con el clima.
En ese mismo período, la Autoridad de Normas Publicitarias del Reino Unido exigió el retiro de anuncios de empresas petroleras, tras determinar que esta publicidad ocultaba el origen no renovable de la energía producida por las empresas.
Los casos de greenwashing (ecoblanqueo o eco impostura), como los de estas líneas aéreas y los de las compañías petroleras, han revoloteado por el mundo desde hace muchísimos años; pero no es hasta el presente año que el Parlamento Europeo establece una directriz para regular estas prácticas, dándole más poder al consumidor respecto a la información y publicidad que recibe por parte de las empresas y sus marcas. Directiva (UE) 2024/825.
Enhorabuena el mundo empezó a regular el greenwashing porque sus efectos perjudiciales recaen tanto en la empresa como en el consumidor:
- Pérdida de confianza de los productos, servicios y marcas.
- Eventuales sanciones millonarias ante juicios por información engañosa, fraudulenta o falsa.
- Pérdida de competitividad frente a competidores alineados a las nuevas regulaciones publicitarias y de información.
- Limitaciones para el consumidor de contar con la información clara necesaria para elegir qué consumir.
- Cualquier intento de mantener una imagen de empresa sostenible, se cae.
¿Qué acciones podemos tomar para eliminar estas prácticas nocivas y fortalecer nuestra estrategia de sostenibilidad?
- Ofrecer información clara, veraz, honesta sobre las características del producto o servicio.
- Verificación independiente (terceros) de tales afirmaciones.
- Evitar terminología o conceptos absolutos o contundentes respecto al desempeño o impacto ambiental.
- Al incluir datos, cifras, porcentajes, que estos sean verificables y comprobables.
- Evitar imágenes, logos o isotipos cuya descripción no esté acorde con la realidad del producto.
- Describir con mayor detalle los riesgos, impactos, efectos secundarios o procedencia de los productos.
- Uso de etiquetas reconocidas y certificadas.