El mundo empresarial requiere de una comunicación efectiva para el éxito de una marca. El papel que desempeña el vocero es estratégico y también retador, ya que se convierte en la voz e imagen de la compañía y, por ende, su comportamiento tiene un impacto en la reputación de la marca. Cuando está ante una audiencia, sus palabras y acciones se atribuyen al pensar y hacer de la empresa a la que representa.
Es fundamental que conozca los mensajes clave y viva los valores empresariales para comunicar a los públicos de interés, la información relevante sobre la operación de la empresa que representa. Cuando una marca, servicio o producto se humaniza con el rostro de la vocería, adquiere un posicionamiento distinto que conecta emocionalmente con las personas.
Su rol es crítico dentro de la estructura organizacional porque su manejo debe ser coherente con la misión y visión de la compañía; comunicar con claridad la información; atender los momentos de crisis y responder a preguntas incómodas, construyendo así relaciones sólidas y sostenibles con sus audiencias externas e internas.
Para lograr esa vocería cercana y transparente con el público, el vocero debe tener una constante formación, que va desde la comunicación verbal hasta la no verbal, conocer la audiencia con la que va a hablar, ser empático, claro, honesto, respetuoso, entre otras características. Su habilidad puede influir en la percepción que las personas tienen respecto al actuar de la organización.
Incluso, esta preparación contribuye a su propia imagen al mostrar el temple, la credibilidad y la firmeza con la que se presenta. Además, en el proceso de aprendizaje, comprende que su función exige dedicación para desarrollar habilidades que se necesitan para enfrentar los desafíos de la comunicación corporativa y robustecer las conexiones.