La transformación digital impacta con sus cambios a industrias y profesiones por igual. La comunicación corporativa tiene nuevos desafíos y las agencias como proveedores de servicios deben replantear su propuesta de valor, para seguir siendo relevantes en un mercado que exige innovación y efectividad.
Estos dos últimos puntos merecen un análisis al detalle. En nombre de la innovación, muchas empresas pierden el foco del mensaje, seducidos por la forma y no la sustancia de lo que se quiere comunicar. Las nuevas plataformas brindan más oportunidades, pero una comunicación sin un mensaje preciso y un destinatario segmentado es un esfuerzo perdido.
Al mismo tiempo, una de las grandes ventajas en la era digital es que todo puede ser medido y el retorno de la inversión en comunicación es tangible. Una estrategia de comunicación debe contar con las métricas que la sustenten.
Una de las cuentas pendientes de las empresas en la región es la comunicación interna. En tiempos de ajustes y recortes, se pierde de lado que cada colaborador es un embajador de marca y que ellos son por dónde se debería comenzar cualquier plan estratégico. El término employer branding tiene más de 50 años, pero cobra cada vez más vigencia en la era de Linkedin y Twitter.
Con la masificación de Internet y los dispositivos móviles, el social selling gana terreno en la apertura de nuevos canales y audiencias. Sin embargo, un error común en comunicación es subestimar a un consumidor informado. Al cliente no se le vende, él es quien compra.
Otro de los grandes retos para las firmas que quieran conectar con las nuevas generaciones es alinearse con las causas sociales y las demandas de igualdad de género, inclusión y la responsabilidad social. El compromiso con el medio ambiente, la comunidad y el entorno son parte fundamental para quienes quieran construir una reputación corporativa.
El presupuesto de mercadeo y comunicación de las empresas no se elimina, sino que se transforma. Los medios tradicionales ya no son eficientes, por eso crece la construcción de experiencias y la búsqueda de nuevos canales donde encontrar al cliente. Pero más allá de herramientas y plataformas, la planificación y ejecución siguen siendo determinantes para una buena campaña. Y aquí es donde muchas empresas fallan, seducidos por la urgencia digital, se pierde el foco de una comunicación relevante y alineada a los objetivos del negocio.